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Humedal Urbano San Miguel

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El Humedal Urbano San Miguel, ubicado en la comuna de Chillán (Región de Ñuble), es un cuerpo de agua de gran importancia ecológica y social.

Corresponde a un humedal de tipo artificial que se inunda estacionalmente debido a las lluvias de invierno y la temporada de riego agrícola, por lo que varía así su nivel de agua a través del periodo anual.

Se encuentra totalmente dentro del límite urbano comunal de Chillán y tiene un área de 0,25 ha según el informe que se presentó para su declaración como humedal urbano.

Durante las jornadas en terreno hemos evidenciado que la superficie de inundación del humedal es mayor, abarcando una superficie que supera las 0,5 ha.

Fue declarado humedal urbano el 13 de enero de 2022 mediante una resolución en la que el Ministerio de Medio Ambiente reconoce, por solicitud municipal, el Humedal Urbano San Miguel.

Forma parte de una importante red de humedales en esa zona donde podemos encontrar diversos cuerpos de agua de origen natural y artificial en los alrededores.

Dentro de esta red de humedales encontramos el estero Las Toscas, la “Laguna de los sapos” (nombre con el cual habitantes de la Villa San Miguel conocen a aquel humedal) y el “Bosque pantanoso”, siendo aquellos solo algunos de los humedales que se encuentran aledaños al San Miguel.
La zona periurbana, al ser un área intermedia entre lo urbano y lo rural, representa un sitio de importancia para la biodiversidad y también para las comunidades que habitan en el área urbana, por lo que es importante comprender la importancia de que los humedales puedan continuar cumpliendo sus ciclos naturales.

El humedal San Miguel aporta una serie de servicios ecosistémicos donde se destaca que actúa como un reservorio de agua dulce que permite la recarga y descarga de aguas subterráneas, posee una gran capacidad para mitigar el impacto de las inundaciones en temporadas lluviosas absorbiendo el exceso de agua e impidiendo así que las villas cercanas se inunden y también contribuye a la mitigación del cambio climático a nivel local.

En términos de biodiversidad, el humedal urbano San Miguel alberga una gran diversidad de fauna, flora y fungi, especialmente aves, logrando así evidenciar la presencia de más de 30 especies de aves en la zona.

Entre ellas, destacan varias especies de aves rapaces como el Bailarín (Elanus leucurus), Cernícalo (Falco sparverius), Aguilucho común (Geranoaetus polyosoma), Peuco (Parabuteo unicinctus) y Nuco (Asio flammeus). Dentro del listado de aves observadas se encuentran también el Pidén (Pardirallus sanguinolentus), Golondrina (Tachycineta leucopyga), Chercán (Troglodytes aedon), Pato jergón grande (Anas georgica), Pato jergón chico (Anas flavirostris), Queltehue (Vanellus chilensis), Diucón (Pyrope pyrope), Garza grande (Ardea alba), entre otras.

Este ecosistema es importante para la avifauna, ya que representa un hábitat para las especies residentes y también cumple el rol para aquellas aves que van de paso por la zona realizando sus vuelos migratorios, como es el caso del Runrún (Hymenops perspicillatus), un ave que se ha podido observar a lo largo de los años durante la temporada primavera-verano en las cercanías del Humedal San Miguel. Otro de los registros interesantes en el humedal es la presencia de la Rana chilena (Calyptocephalella gayi), la cual ha sido clasificada como una especie Vulnerable (VU), debido principalmente a la reducción de sus poblaciones naturales producto de la pérdida de hábitats. El registro más reciente de esta especie en el humedal San Miguel corresponde al mes de septiembre del año 2024, donde a través de un registro en audio y video se evidencia la presencia de este anfibio en el acuífero.

A pesar de su importancia y, como es la costumbre en distintos territorios, el humedal San Miguel se enfrenta a diversas problemáticas que afectan los ciclos naturales del acuífero y la biodiversidad asociada a éste. La principal amenaza a la que se enfrenta es la urbanización, donde la industria inmobiliaria ya tiene planes de construcción en la zona, poniendo en riesgo a la red de humedales mencionada y el cumplimiento de sus roles ecosistémicos, así como también reduciendo la capacidad de recarga hídrica del humedal y fragmentando el hábitat del cual dependen diversas especies.

Si bien ya está declarado como humedal urbano, aún queda trabajo por hacer en cuanto a la gobernanza de este humedal, la cual es esencial para asegurar su conservación y manejo sostenible, involucrando la toma de decisiones inclusiva y participativa sobre su uso, protección y restauración.

Autor:
Daniel Rabanal Flores.
Ing. Recursos Naturales

Fotografías:
Guillermo Moreno-Crisóstomo
Médico Veterinario